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El tercer cielo

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El tercer cielo o la piedra filosofal
Por: Julio Torres

“¡Mortal, aprende a conocerte! ¡Lo que
satisface tu codicia, te seduce al instante! ¡Regresa, vuelve de tu error!
¿Cómo has podido creer, que filósofos, pasaran su existencia, buscando un metal
que acarreo males? La piedra filosofal, tesoro que tantos seres humanos esperan
descubrir. ¿Quieres poseer y gozar de los bienes que proporciona? Recuerda
tus errores, pon en la justa balanza el bien y el mal, y verás que el peso de
tus inclinaciones viciosas y extravíos excede al de tus merecimientos y virtudes.

Tenemos necesidades materiales, sociales
y políticas permanentemente, pero la naturaleza nos proporciona, la conciencia,
inteligencia y razón, como las herramientas necesarias que ayudan a manejar las
necesidades; como si se tratara de subir una escalera al cielo, de manera
metafórica, el primer escalón corresponde al primer cielo, alegórico del
tribunal de la conciencia y lo caracteriza una blancura que figura la pureza de
un juez incorruptible que lo preside; es nuestro ser interno, al que no podemos
engañar.

Seguimos un camino ascendente y estamos
ahora subiendo el segundo escalón, o el segundo cielo, en el tribunal de la
inteligencia, ahora son las necesidades sociales, para eso es que nos han
entregado un paquete de inteligencia, como herramienta al subir a este cielo
que recibe los emblemas de las necesidades sociales, resulta claro entender que
sin inteligencia difícilmente podemos conducirnos social mente de manera
adecuada con nuestros semejantes, el segundo cielo es quizás el emblema del
comercio, que da salida a la riqueza acumulada y fecunda con su actividad el
más árido desierto.

 

El tercer cielo, el tribunal de la razón,
¿Cree usted como muchos, en su orgullo insano al pensar que por sus venas corre
sangre de Césares o de nobleza más pura y acrisolada, ha nacido con un título
de dominador de sus semejantes? Lo anterior responde a una forma sencilla de
comprender los tres niveles ocupados por cada uno de nosotros en el engranaje
social, todos experimentamos necesidades y una forma de resolverlas es mediante
la comprensión de los escalones de los cielos; las necesidades materiales se
resuelven con nuestra conciencia, las sociales con nuestra inteligencia y las
políticas con la razón. La piedra filosofal es el símbolo de los sueños, pues
sin ellos nada se puede emprender, y entonces mejor, aprendamos a seguir nuestro
sueño.

Espiritualidad y medicina

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Por Julio Torres.

Cuando ingenieros y
médicos se decidieron a trabajar juntos en un proyecto, es cuando se inician
los grandes avances en la medicina y en la ingeniería y la mejor prueba de ello
es la carrera espacial, bastaron unos cuantos años de trabajo y la conquista del
espacio no se hizo esperar, actualmente se han agregado a estos proyectos
muchas personas de distintas disciplinas y el avance continúa a pasos
acelerados, en muchas conferencias he escuchado que el asunto es más noble de
lo que parece pues ahora se han integrado a esos estudiosos, algunos
especialistas en el concepto espiritualidad de distintas corrientes y han
logrado avances insospechados sobre todo en la psiquiatría.

La espiritualidad
tiene muchas aristas y desde luego que no pretendo hacer una relación de cada
una de ellas, lo que deseo mostrar es la buena disposición de unos y otros a
trabajar unidos, evitando ser arrastrados por su fanatismo o por costumbres
arraigadas, muchas veces son las que impiden los avances en la ciencia y la
tecnología tan necesarias en la vida moderna, entendemos que cuando religiosos,
científicos, técnicos, filósofos con laicos y no laicos juntos, llegarán a
niveles insospechados, los resultados serán benéficos en toda sociedad humana y
experimentar la emoción de conocer lo desconocido hasta ahora.

Cuando a alguien se
le ocurrió decir que el concepto espíritu es solo una manera de etiquetar algo
que en realidad no sabemos que es, pero que estamos seguros que existe, se
desplegaron muchas críticas y tal vez todas ella válidas, pero como decía
Galileo, “y sin embargo se mueve”, entonces, el espíritu “se mueve” es decir,
pudiéramos afirmar que en verdad existe, claro que no vamos a poder describir
como es, porque no creo que tengamos ni la más remota idea, como si fuera una
similitud con el concepto “electrón” ya que tampoco sabemos realmente como es
un electrón, pero en ambos casos sabemos que existen porque es un punto de
partida en el conocimiento técnico y científico.

Creo que va a ser
muy novedoso el día que los técnicos, los científicos y los espiritualistas se
unan realmente a estudiar la función del espíritu como lo hicieron quienes se
unieron en el proyecto “viaje a la luna”, en este siglo se va a poder hablar abiertamente
de los tres aspectos fundamentales que rigen al ser humano: La materia, la
espiritualidad y la personalidad, con lo que va quedar establecido que
curiosamente volvemos a encontrar una trilogía que contiene toda la información
de lo que somos y de lo que estamos hechos, con respuestas tantas veces
anheladas: ¿De donde venimos y adonde vamos?

Algunas veces nos
han dicho que la materia no es otra cosa que la unión de electrones fuertemente
cohesionados, que solo algún agente externo puede lograr romper esa cohesión y
transformar dicha materia en alguna otra forma pero sigue siendo materia de lo
mismo, así ocurre con los cuerpos que definimos como vivientes, donde la
cohesión de células hace que un cuerpo viviente pueda manifestar una fuerza
superior a su forma y complexión, capaz de levantar una masa superior a si
mismo o transformarla a voluntad, lo que resulta muchas veces increíble.

Pero quien es el
responsable de que esa cohesión se conserve y funcione de esa manera y sea
capaz de resistir, mover, modificar y un abanico de posibilidades que a veces
resultan infinitas y a la vez maravillosas,

pareciera que el hecho de estar
cohesionadas desde el principio lo resolvemos afirmando que así fueron creadas,
pero entonces quien se encarga de que en el correr del tiempo la forma
subsista, esto es, que el funcionamiento subsista, desde un principio hasta un
fin, será que todo funciona como una empresa que es dirigida por un ingeniero
en jefe o por un administrador o por un engranaje de administradores.

Si es así, entonces
así debe funcionar un cuerpo humano, que desde su concepción se le encarga a
alguien que vigile el funcionamiento, desde el principio y hasta el fin, que
cuando un agente externo altere el trabajo de cohesión celular, acontecen los
trastornos y hasta la muerte, o que por medio de un tratamiento se logra la
remisión, es decir, que el cuerpo vuelve a funcionar casi de la misma forma en
que fue creado, ¿será eso entonces lo que definimos como espíritu? ¿Qué alguien
vigila el funcionamiento de nuestro cuerpo, que no es otra cosa que una máquina
muy eficiente y a la vez delicada?

Tal vez con lo dicho
podamos comprender lo que se define como espíritu o espiritualidad, aunque
parezca que el cuerpo es autónomo, supongo que siempre hay alguien que vigila
su buen funcionamiento y si observamos, cuando ingerimos algo que no se
encuentra en buen estado el mismo cuerpo se encarga de provocar la expulsión
por mecanismos que en la medicina se conocen, pero no sabemos quien los
controla o maneja, a cada razonamiento vamos a concluir en el mismo punto,
alguien debe estar encargado de ese trabajo hasta que el cuerpo deja de
funcionar con la perfección que fue creado.

En una conferencia
escuché que un especialista declaraba que la espiritualidad en la recuperación
persistente de trastornos mentales se convirtió en el motor efectivo que los
condujo a resultados sorprendentes, la unión de espiritualistas con psiquiatras,
arrojó datos que nunca antes se habían descubierto, de manera que en ese
momento iniciaron un nuevo camino en la terapéutica de ese tipo de trastornos
que tanto han agobiado a las generaciones precedentes, así que parece que
finalmente se han encontrado nuevos caminos.

Finalmente, quiero
concluir con una reflexión, cuando mi madre vivía, por decirlo así, las ultimas
horas de vida, manifestaba un miedo a la muerte, pude hablar al oído con la
invitación a cruzar “el portón” sin miedo, con la promesa de que pronto nos reuniríamos
en ese lugar al que llegaría y nada había que temer, pues si otras personas lo
habían cruzado, ella también podría, era simplemente un evento más en el correr
de la vida,

creo que ella no comprendía lo que pasaba, su cuerpo era el que ya
no quería seguir, su mente estaba dispuesta a seguir el camino que recorría a
diario, no se como funciona, pero alguien decidió en ese momento que ella debía
partir, en verdad espero que la medicina y la espiritualidad entreguen una
respuesta, como lo hicieron los ingenieros y los médicos cuando decidieron
llegar a la luna, ¿ Tendrá lo anterior algo que ver con lo que conocemos como
conciencia?

Palabra de honor

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Por: Julio Torres.

Palabra de honor, término que muchas veces hemos pronunciado sin siquiera haber meditado la importancia del significado de esas tres palabras y las hemos escuchado miles de veces en ese orden de tal suerte que en este momento me parecen tan lejanas y tan cercanas a la vez que difícilmente me atrevería a descalificarlas por un simple hecho no comprendido.

Tal parece que esas tres palabras indicara el respeto a los derechos de las personas o tal vez me sugieren solo cumplir con mis deberes o tratar de estudiarme a mí mismo, con el fin de corregir mis defectos, al mismo tiempo debo tratar de disimular los de mis hermanos, amigos, socios o parientes.

Ejercitar la razón es una muy buena práctica, sobre todo cuando ese ejercicio destruye los sofismas que atentan contra la inteligencia, lo cual nos conduce a buscar la brújula que nos guía en esta vida y cuando esa brújula nos guía adecuadamente, esa facultad desarrolla los principios de la moral.

Muchas veces es importante recurrir a los simbolismos que permitan simplificar los mensajes que la vida misma nos presenta, hay quien afirma que estudiando el origen de las cosas nos abre el camino y descubrimos aquello que parecía poco comprensible, y que no es otra cosa que la gran luz del conocimiento que nos eleva a la base fundamental del deber y del derecho.

Palabra de honor que todo lo que queremos saber está más cerca de lo que pensamos, palabra de honor que todo lo que imaginamos ya alguien lo imaginó antes que nosotros, pero no importa, puesto que hoy, soy yo quien lo está imaginando y aunque parezca que es igual a como lo imaginó quien vivió antes que yo no es así, pues mi manera de imaginar simplemente es distinta y nunca existirá alguien que lo imagine igual que yo, palabra de honor que en un futuro alguien imaginará lo mismo o más bien parecido porque se tratará de otra persona con su propia palabra de honor, pues nunca existirá alguien idéntico a mí, solo parecido. Palabra de honor.