Después de los últimos acontecimientos en la fábrica de cerveza, debo reconocer que el entusiasmo en esa actividad decayó considerablemente, aunque el cumplimiento en mis tareas seguía vigente, cada día tomaba precauciones extremas, de tal suerte que poco a poco disminuyó el interés por seguir avanzando en esa actividad, no recuerdo cuantos meses transcurrieron cuando de manera casual, o causal quizás, abordé un transporte público en el centro de la ciudad de México que, mostraba una cartulina anunciando una escuela de producción dirección de programas de Radio y Televisión, intempestivamente recordé que, unos cuatro años antes se inició un programa de televisión en el canal 4, transmitido a las 11 de la mañana desde un “estudio” ubicado en el edificio de la Lotería Nacional en la zona centro de la ciudad con el nombre de “Club del Hogar” con la presencia de dos grandes locutores de Radio: Pedro Ferriz Santa Cruz y Daniel Pérez Arcaraz; me di cuenta al observar el programa que mostraban el movimiento de trabajo en el interior del “estudio de televisión” exponiendo también al personal que trabajaba en esa transmisión y “mágicamente” en mi mente se gestó la idea de trabajar en ese lugar, sin pensar en la posible dificultad para lograrlo.
La mecánica del programa era básicamente transmitir anuncios comerciales, pero los diálogos de ambos locutores eran fabulosos porque, mostraban un humorismo muy fino, muy especial, porque calculaban que la difusión de dicho programa estaba dirigido a Señoras de la casa que ya habían cumplido con sus habituales tareas matutinas, debo señalar que en esos tiempos la radiodifusión aplicaba un cuidado minucioso del buen decir y por ningún motivo utilizar palabras que atentaran contra las buenas costumbres.
Cuando el transporte en el que viajaba se detuvo un instante, descendí rápidamente y me dirigí a la dirección de la escuela que ostentaba el cartel, cuando descubro dicha escuela ingreso a las oficinas, pido informes y el costo: $250.00 de inscripción y $250.00 mensuales durante los próximos dos años, de inmediato realicé el pago correspondiente y me indican que las clases se iniciarán ese mismo día a las 7 de la noche, sin más que decir, en ese momento mi estado de ánimo superó 10 veces al de la mañana.
El resto del día fue maravilloso, pues se abría un futuro en cierto modo desconocido pero un tanto halagador, similar al experimentado cuando decidí pedir trabajo en la fábrica de cerveza, internamente me sentía importante porque al parecer, la nube negra con lo ocurrido en el percance de los cuartos fríos en la cervecería, pareciera que estaban a punto de desaparecer y el sol brillaría nuevamente en mi horizonte, por la tarde al regresar a casa no comenté cosa alguna, le dije a mamá que dormiría un rato para reponer la desvelada del día anterior, nada se comentó al respecto, despierto a las 6 de la tarde y me preparo a dirigirme a la escuela y solo explico que debo llegar antes al trabajo.
Acudo a la escuela tal vez con media hora de anticipación y al punto de las 7 de la noche, el director y algunos maestros presiden la inauguración del curso cuya duración será de dos años y después de algunas recomendaciones entregan el aula al maestro que impartirá la materia de “Publicidad y mercadotecnia”, acto seguido se despiden las autoridades y solo se mantiene dicho maestro.
Los detalles siguientes pasaron como un suspiro y en realidad no los recuerdo, el cúmulo de emociones domina mi pensamiento, vivo consciente del ingreso a un mundo nuevo.