Las trampas del destino
El ingreso a la fábrica de cerveza, abrió un abanico de posibilidades, la economía creció con relativa rapidez; al llegar a los 18 años, me dirigí a tramitar la cartilla militar que exigía la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos; en el sorteo obligatorio, resulté con el deber de presentarme los domingos a recibir la instrucción militar establecida muy cerca del domicilio, de tal manera que me pidieron en la fábrica la documentación correspondiente ya que obligatoriamente debían estar enterados, algunas veces podrían solicitar mi presencia en fechas determinadas además de los domingos y el cumplir con todos los requisitos de la fábrica, me condujeron a nuevas experiencias porque ya era importante en el departamento de elaboración, a Don Luis se le ofreció que debía sustituir al jefe de esa área del turno nocturno durante el tiempo que el responsable permaneciera incapacitado, eso complicaba las cosas, Don Luis pidió avisar a quien corresponda que, durante el tiempo de verano sería probable que no pudiera cumplir, por lo que solicitaba me ayudaran en caso necesario, presenté la petición al capitán de la compañía a la que pertenecía y por fortuna todo fue aceptado sin problema, así que ocupé un lugar de privilegio en la fábrica durante un tiempo por la noche, desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana en que, entregaba el turno al mismo Don Luis Canals.
Las semanas y los meses caminaron sin problemas en el departamento, por las noches me entregaba totalmente al trabajo, pareciera haber anhelado esto desde niño, mis sueños poco a poco se realizaban sin ninguna dificultad, hasta que una de las madrugadas, a la altura de las 5 de la mañana, traté de permanecer un poco tiempo en la oficina pues ya las desveladas estaban minando la condición física, traté de descansar por unos momentos; encargué entonces a uno de los obreros de confianza para dormir por lo menos unos 15 minutos, pero casi al final de esos 15 minutos me despiertan porque uno de los “tanques de reposo” disparó uno de los dispositivo de presión de aire y comenzó a disparar grandes cantidades de cerveza por la parte superior donde se encontraba la válvula, el pasillo de esa sala de reposo produjo una manta de espuma de cerveza, casi de un metro de altura, era muy difícil de controlar, con unos minutos de reflexión logre controlar la espuma con la ayuda de los trabajadores pero ya se había perdido más del 50% de la cerveza de ese tanque de reposo, finalmente se pudo controlar todo unos minutos antes de las 6 de la mañana, en ese instante llegó Don Luis, y la verdad es que eso me lastimó bastante y cuando esperaba el regaño natural, solo se aceró a mí y en voz baja me dijo: “¿Sabes quién lo provocó?” Desde luego, le contesté afirmativamente, ¡Cuando terminen de limpiar te espero en la oficina! A partir de ese momento mi personal dio muestras de rechazo, otros, verdaderamente me apoyaron, cuando ya casi se controlaba el problema, me encaminé a la oficina y Don Luis con actitud tranquila me dijo: regresa a tu lugar, convoca a todo tu personal y delante de ellos correrás al causante de este problema pero con todas las malas palabras que puedas y si es preciso con “mentadas” y de inmediato, avisa al personal de vigilancia para que, jamás lo dejen entrar a la empresa; si no lo haces como lo ordeno, te corro a ti en este instante, pero manifiéstalo con energía, para que todos lo escuchen y vean, que sabes aplicar disciplina, es todo.
Con gritos reuní a todo el personal con la amenaza de que si no obedecían de inmediato, todos serían despedidos y rápido me dirigí al causante del daño, comencé mi discurso. Bastante “lépero”, y con las palabras escogidas, sin permitirle hablar para disculparse, el culpable me amenazó con la promesa de que en la calle nada le podía hacer y que con algunos compañeros tomarían las medidas pertinentes para obligarme a renunciar por mal amigo.
Con cierto temor transcurrieron los siguientes días, aunque me comportaba muy firme, debo reconocer que a partir de entonces, mi entusiasmo disminuyo paulatinamente, el asunto de la muerte es algo respetable, quizás, por temor o por desconocimiento.
Me hubiera gustado ingresar a la masonería cuando joven, el asunto de la muerte es un tema fundamental en uno de los grados, lo mismo que la vida, ambos temas ocupan una buena cantidad de literatura masónica.
Inicialmente nos encargamos de la vida desde su concepción, desde el momento en que los espermatozoides inician la carrera para llegar al ovulo, es una lucha, hasta parece interminable, la competencia de los espermatozoides por llegar resulta quizás agresiva, y según algunos especialistas, la carrera implica ambos géneros, al parecer no hay manera de distinguir un masculino de un femenino, ambos luchan por llegar al ovulo pero se supone que solo uno de ellos va a lograrlo, convirtiéndose en el ganador natural y los demás habrán de esperar otra oportunidad o mueren en el intento, aunque los especialistas dicen que, una gran cantidad de espermas se comportan como soldados, su trabajo es evitar que se integren espermatozoides no solventes; a partir de ese momento de alguna manera se le asigna a ese ovulo un “responsable” de esa vida que está a punto de crearse, coloquialmente podemos hacer una comparación con la fábrica de autos, donde un ingeniero en jefe se encargará de vigilar que cada pieza de los carros se coloque en el lugar exacto, así, el ingeniero en jefe del ovulo que recibió la nueva vida se encargará que cada pieza de ese nuevo ser, ocupe el lugar que le corresponde y durante nueve meses la futura mamá solo se dedicará adecuadamente a una vida tranquila, para que una vez terminado el trabajo de embarazo, pueda entregar un nuevo ser, con toda la programación necesaria para que su vida transcurra normalmente, y en su momento sea capaz de descubrir todas las facultades que el ingeniero en jefe escogió para ese nuevo ser, al término de la gestación, el nuevo ser comienza a valerse por sí mismo porque, al recibir la primera bocanada de aire, inicia el trabajo su alma personalidad, ahora se mueve con su propia fuerza, mamá ha terminado su obra y su destino es amamantarlo voluntariamente, preparándolo para que sea capaz de moverse en cuerpo y alma, poniendo a funcionar las facultades descubiertas paso a paso y ponerlas al servicio en bien de los demás, como lo indican las reglas divinas del “gran arquitecto del universo”, nombre que utiliza la masonería a quien ha creado este universo y de alguna manera, encarga a ese ingeniero en jefe, bautizado como “Ángel de la guarda” o simplemente como “protector” de esa nueva vida y la vigilará hasta el final de su existencia, quizás, en el transitar por esa vida le deban asignar a otro protector, pero esto se rige con reglas divinas, posteriormente, hablaremos de esto; tal vez, lo mencionado hasta este punto, es lo que motivó dedicar tiempo a difundir conocimientos que poco a poco me convencieron de la necesidad de divulgar lo aprendido sin obstáculo alguno, ni establecer posturas fanáticas sediciosas que, no ayudan, y sí provocan conflictos sociales; los postulados de la masonería siempre se enfocan a la búsqueda de la verdad, para situarlos al bien de la humanidad, los masones tenemos obligaciones precisas que, denominamos como “deberes”: Deberes para con Dios, deberes para con nuestros semejantes y deberes para con nuestra familia, además, el masón tiene la prohibición de ostentar en público sus grados jerárquicos, pues estos solo son válidos dentro de las reuniones y eventos masónicos, por eso se convierte en una hermandad como forma de reconocimiento, aunque nadie nos haya expuesto personalmente, las formas de reconocimiento, se encargan de intercambiar puntos de convergencia en todos los temas de interés social y personal, por el bien de la humanidad.
Es importante puntualizar que somos parte de la creación de seres vivos, diferenciados tal vez de las demás especies, porque nuestro pensamiento resulta más completo, como lo definen los grandes filósofos: el ser humano preparara sus alimentos, produce fuego para mitigar el frío y sabe cómo mantenerlo activo, además, aprende lo que se refiere a la vida y a la muerte, el resto de las especies vivas permanecen limitados porque no sabe transformar la materia.
El masón tiene conciencia de la vida porque el alma es motivo de estudio en todas sus facetas, entiende que esa alma procede de la conciencia divina y a la descomposición del cuerpo donde habita, dicha alma regresa a su lugar de origen, a la divinidad, de esa forma comprende la inmortalidad del alma. Desde luego que me queda mucho por decir en este tema, con gusto lo ampliaré más adelante, todo un grado se encarga de explicarlo.
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