Vida libre de preocupaciones

Estándar
Vida libre de preocupaciones
Por: Julio Torres

Desde temprana edad he escuchado sobre
“el mal” que ataca a todos los seres humanos, de todos los niveles sociales, de
todas las razas, de todas las creencias, de todos los niveles de educación;
pero entonces, si es una patología vigente en todos las personas, ¿qué es lo
que ocurre con los científicos que se han rezagado en descubrir un antídoto?,
esa enfermedad es la preocupación, parece inofensiva, pero cuántas personas han
llegado hasta el suicidio.

Empecemos entonces por encontrar la
diferencia entre el bien y el mal que pareciera la causa de esas ansiedades,
nuestras creencias sociales y religiosas definen de una manera fanática el bien
y el mal; argumentan sistemáticamente que
el mal pertenece al demonio y el bien a Dios, como si se tratara de dos
contrincantes, sin concebir que ambos en realidad

proceden del mismo sitio más
bien ambos mantienen el equilibrio suficiente que conserva la vida, resulta una
falacia afirmar que haciendo el bien conseguiremos alcanzar la vida eterna,
cuando que esa vida eterna ya la tenemos desde antes de venir a esta, o así lo
entiendo, es parte de una lógica física o filosófica bastante estudiada por los
seres humanos desde la noche de los tiempos.

Otra diferencia que debemos tener en
cuenta es la virtud y el vicio, dos

elementos de equilibrio que permiten hacer
bien las cosas o hacerlas mal, de manera que si tratamos de ser virtuosos y no
conocemos los límites, ser demasiado virtuosos nos puede obligar a cruzar la
delgada puerta que conduce al vicio, pero, entonces, ¿Qué es lo que debemos
hacer y que ese equilibrio permanezca en la posición que debe estar? Es por eso
que en primera instancia debemos dudar de todo cuanto nos

digan, porque nadie
es dueño de la verdad, inclusive puede tratarse de una verdad a medias o una
verdad nociva, lo mejor es aplicar una duda filosófica que nos indique el
camino hacia una verdad congruente, pero sobre todo, una verdad que no deje
lugar a dudas.

Debemos entender que cuando llegamos a
este mundo lo hacemos de una manera totalmente inconsciente, nos hace sentir
seguros ante cualquier situación , en nuestro corazón no existe la maldad aún,
nada sabemos sobre el bien o el mal, sobre la virtud o el vicio, tampoco
sabemos cosa alguna que se refiera a Dios, mucho menos sabemos sobre

la
creación, una pregunta complicada: comprendemos al omnipotente como lo describe
la religión o como lo conciben nuestros padres, tampoco entendemos la
esclavitud en que han vivido por siglos en esta tierra y pretenden impulsar el
estudio de la verdad que supongo que muchos de nosotros apenas logramos
comprender parcialmente.

Al paso del tiempo nos van inculcado una
serie de mentiras con piel de verdades, que además pretenden que las aceptemos
por todos los medios, pudiera ser inconsciente, porque así lo hicieron con
nuestros padres y hasta que tenemos uso de razón con determinados

conocimientos
podemos eludir tremenda serie de imposiciones que solo generan más ignorancia,
colocándonos indefensos ante los ambiciosos y con ello eliminar las
preocupaciones.

Un recurso casi infalible es hacer una
meditación sobre el asunto en sí, es decir, preguntarnos ¿qué deberes tenemos
hacia nosotros; con nuestros semejantes y con nuestro Dios? Y luego trazar la
medida que nuestra inteligencia juzgue conveniente y liberarnos de esa
enfermedad llamada preocupaciones que en el cuadro de enfermedades parece
inofensiva.

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