Archivos Mensuales: febrero 2014

Feudalismo siglo XXI

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El
principio feudal de la edad media, dejó de ser territorial y se convirtió en
personal, el feudo era una especie de contrato entre “el señor y sus vasallos”,
actualmente, pareciera que el feudalismo se transforma en una relación entre
gobernantes y gobernados, hoy, el gobierno se lo atribuye todo y todo lo ve,
todo lo examina, todo lo prevé y con el tremendo enjambre de empleados en sus
diferentes jerarquías, parece no considerar al ciudadano capaz de conocer sus
intereses ni de cuidar por sí mismo, los principios básicos del feudalismo
giran de la misma manera, quienes ascienden al poder por medio de los partidos
políticos, se transforman en señores feudales del siglo XXI.

En
la edad media, el feudo era un contrato entre el señor y sus vasallos, un feudo
era una propiedad, normalmente de tierras, ganadas a cambio de un servicio
militar. Los principios básicos del feudalismo giran en torno al señor feudal y
sus vasallos, ellos juran lealtad al señor que obtiene el feudo y él, tiene la
última palabra sobre todas las cosas, el vasallo está obligado al aporte
financiero, a cambio, el señor está obligado a respetar y proteger al vasallo,
se comprende entonces que el orden feudal reposa en el principio de la
desigualdad de clases y al parecer las cosas no han cambiado mucho pues,
actualmente, mientras la nobleza, entiéndase como aparato de gobierno, posee
privilegios, no tienen más deberes que aquellos a los que se ha sometido
libremente.

Lo
más terrible son las atrocidades que cometen cuando pretenden corregir los
delitos, tal vez las medidas resulten más crueles que la esclavitud, no
recapacitan que el origen del problema es la educación, pero como la educación
la dirige el gobierno, pareciera que somos niños en la escuela y niños en el
estado viviendo una vida automática o dependiente, de tal suerte que la nulidad
a que nos reducen, resulta una utopía la batalla por la libertad, la facultad
del pensamiento por la que nos conocemos y distinguimos los seres humanos, del
resto de las especies vivas se reduce a su mínima expresión, convirtiéndonos en
máquinas que obedecen al impulso que reciben.

Declaramos
que tenemos inteligencia, esa facultad de recibir las impresiones de los
sentidos, comprendemos y combinamos los actos que satisfacen nuestras
necesidades, en cambio, en la edad media, los colonos libres y los siervos
carecían de casi todos los derechos, además de estar obligados a innumerables
cargas tributarias, un trato como el que damos hoy en día a los animales
superiores como el perro, caballo, elefante y aún el mono que poseen
inteligencia en el grado del niño antes que principie a hablar, solo faltaría
obligarlos a pagar un tributo.

El
poder de elevarse de lo concreto a lo abstracto, comprender la naturaleza de
las cosas, someterse a la causa que las produce, estudiarse a sí mismo
contemplando lo creado es la razón que nos hace distintos, y esa razón a la que
me refiero es el patrimonio de los seres humanos, que gracias a esa cualidad es
que se puede ver lo real y lo ideal, es decir, el hecho en sí y la causa que lo
produce, entonces, gracias a esa facultad conocida como razón y evolucionada en
este tiempo es que no quedamos atrapados como en la edad media, cuando los
principios de uno y otro derecho se confundían en la persona del señor y por
eso suele decirse que, durante el período feudal, no existía organización
estatal en sentido estricto.

Por
fortuna en este siglo ya podemos definir cada una de nuestras facultades de
manera científica, comprendemos lo que es la inteligencia y el actuar con
rectitud y valor, como si por arte de magia desapareciera una especie de
interferencia en la vista, la claridad de las imágenes invita a conducirnos con
la prudencia necesaria en cada uno de los problemas a resolver de la vida
ordinaria, resulta entonces que ya podemos pensar en la filantropía que tanto
requieren las personas de nuestro entorno.

Sin
embargo, sigue pendiente el problema del feudalismo, como si se tratara de una
enfermedad, se diseñan textos sobre leyes y reglamentos que coinciden siempre
en la búsqueda del bien común y casualmente siempre resulta contradictorio,
recordemos que en la edad media, el señor feudal era el encargado de dar
seguridad al vasallo, como parte de su propiedad, el gobernante actual
pareciera un señor feudal con muchos vasallos que durante considerable tiempo
vivieron “felices” unos y otros pero, llegó el día en que el señor feudal
moderno perdió la brújula y se puso un traje de “salvador” que no le sienta
nada bien.

Existe
un descontento a nivel mundial porque los señores feudales de este siglo se
colocan muy lejos de sus vasallos, impunemente se “otorgan” sumas millonarias
como salario y el principio de igualdad se pierde en el laberinto de la
ambición, ejercitando de manera aristocrática la información de “sus”
ambiciones pequeñas y grandes, olvidando por sistema a sus vasallos, que de
acuerdo a los postulados de la “democracia” se supone que los vasallos eligen a
esos señores feudales que en el “sistema” pierden la filosofía del bien común.

Quizás
una reflexión de 60 segundos sea suficiente, y podamos descubrir que los
señores feudales del siglo XXI en realidad son empleados de los vasallos
modernos y que su trabajo será evaluado cada vez o tantas veces como sea
necesario, con un manejo de “contratación” acorde a resultados y rendición de
cuentas como principio de evolución real de los seres humanos del siglo XXI,
que finalmente encontrarán la tan deseada felicidad.

Causa primera

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Alguna vez nos hemos preguntado: ¿Qué es
Dios? Y ahora recuerdo que en algún lugar escuche que: “Dios es la máxima
inteligencia, primera causa de todo lo que existe”, es decir, lo que no tiene
principio ni fin; lo desconocido y todo lo desconocido es infinito, decir que
Dios es infinito resulta una definición incompleta, condición pobre que no
define las cosas superiores a su inteligencia porque Dios es infinito en sus
perfecciones, pero lo infinito es una abstracción, decir que Dios es lo
infinito sería tomar el atributo por la misma cosa y

definir una cosa que no es
conocida por otra que tampoco lo es.

Algunos seres humanos de distintas
condiciones preguntan: ¿Dónde pueden encontrarse pruebas de la existencia de
Dios? Pero resulta que el axioma que aplican a sus ciencias declara que no hay
efecto sin causa, busquen la causa de todo lo que no es obra del ser humano y
su razón les responderá, “la condición de creer en Dios es simple, hay que
observar las obras de la creación”, el universo existe, lo cual significa

que
tiene una causa, poner en duda la existencia de Dios equivaldría a negar que
todo efecto procede de una causa y admitir que la nada ha podido hacer algo.

Dios existe; ¿De dónde brotaría ese
sentimiento si no estuviera basado en algo? También esto es una consecuencia
del axioma de que no hay efecto sin causa pues, el sentimiento íntimo que
tenemos de la existencia de Dios no puede ser resultado de la educación y
producto de las ideas adquiridas, si así fuera, ¿Cómo tendrían el mismo
sentimiento los salvajes? Si solo fuera resultado de una enseñanza, el
sentimiento de la existencia de un ser supremo, no sería universal y

como los
conceptos de la ciencia, existiría solamente en quienes hubieran recibido tal
enseñanza.

Surge una pregunta: ¿Podríamos encontrar
la causa primera de la formación de las cosas en las propiedades íntimas de la
materia? Pero, ¿Cuál sería entonces la causa de esas propiedades? Siempre es
necesaria una causa primera, atribuir la formación primera de las cosas a las
propiedades íntimas de la materia, sería como tomar el efecto por la causa, ya
que esas mismas propiedades son un efecto que debe surgir de una causa.

¿Qué pensar de la opinión que atribuye la
formación primera a una combinación fortuita de la materia, esto es, el azar?
¡Resulta absurdo! ¿Qué ser humano de buen sentido puede considerar al “azar”
como un ser inteligente? Además de que el azar en realidad es “nada”, la
armonía que controla las partes del universo, revela combinaciones y objetivos
determinados, y por lo tanto, un poder inteligente, atribuir la formación
primera al azar es un contrasentido; porque el azar es ciego y no puede
producir los efectos de la inteligencia, un azar inteligente no sería ya azar.

Pero: ¿Cómo saber que la causa primera es
una inteligencia suprema y superior a las demás inteligencias? Podemos acudir a
un refrán que dice: Por la obra se conoce al artífice, así que, examinemos la
obra y busquemos al artífice, el orgullo es el que origina la incredulidad, un
ser humano orgulloso no admite la existencia de algo superior, y por eso se
proclama “espíritu fuerte”, ¡pobre, a quien puede sorprender un soplo de Dios!

Se juzga el poder de una inteligencia por
sus obras y como ningún ser humano puede crear lo que la naturaleza produce, la
causa primera tiene que ser una inteligencia superior a la humanidad,
cualesquiera que sean los prodigios realizados por la inteligencia humana,
tiene una causa esta misma inteligencia, y cuanto más grande sea lo que ella
haga, tanto mayor

ha de ser su causa primera, esta inteligencia es la causa
primera de todo lo existente, cualquiera que sea el nombre que le haya dado el
ser humano.

Establecemos entonces que: “Dios es la
máxima inteligencia, primera causa de todo lo que existe” que no tiene
principio ni fin; aunque seamos parte de él, somos el efecto y no la causa, es
por eso que lo definimos como: “Causa primera”

Mi escultura

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Esculpir es labrar a mano una obra de
escultura, especialmente en piedra o metal o grabar algo en hueco o en relieve,
es cortar o dar una forma conveniente, esculpir se define también a la manera
como damos forma a nuestra vida personal, cuando utilizamos cincel y martillo
de manera alegórica y damos forma a lo que será nuestra existencia, a nuestra
condición de ser, a nuestro modo de ver la vida o la cualidad como edificaremos
nuestro edificio de vida.

En efecto, el cuerpo humano es un
edificio que debemos esculpir con las herramienta necesarias conforme al
desarrollo de esta tarea, es como el escultor que recibe un cincel y un
martillo y se coloca frente a una piedra con la orden de esculpir una figura,
el resultado será directamente proporcional a la idea que conciba ese escultor
y la manera como maneje dicho cincel en proporción a la fuerza aplicada por el
martillo, los desbastes pueden ser suaves o fuertes, todo depende del carácter
como resulte golpeada la piedra.

Nosotros, como seres humanos así
esculpimos nuestro edificio, es decir, cuerpo y mente, como propiedad unido al
trabajo, así lo determina la mente, y entonces declaramos: Con propiedad y
trabajo estamos listos a esculpir nuestro edificio como excelentes intendentes
de fábrica, capaces de emprender proyectos majestuosos o modestos, todo de
acuerdo a lo que la imaginación nos dicte, congruente a las facultades que nos
dotaron desde el principio.

Justicia es lo primero que debemos
alcanzar, justicia que permita dar a cada quien lo que por derecho le
pertenece, de otro modo, no hay manera de exigir que se respete lo que es
nuestro, pero toda acción debe ejecutarse con orden, que impida desperdiciar
las fuerzas productoras que permiten conservar la propiedad adquirida, sin
olvidar una vigilancia exagerada que permita aprovechar los eventos favorables
mediante una excelente economía que aumenta los capitales y asegura la riqueza
sin confundirla con la avaricia.

La previsión conserva lo adquirido y
asegura la empresa, pero la constancia es lo único que perfecciona los
productos, causando que el trabajo se multiplique porque la emulación fortalece
la energía, la palabra emulación se refiere a una ambición hacia la igualdad,
esto es: Hacer o ser mejor que la competencia, pero la exigencia será encontrar
la manera de vencer las dificultades con intrepidez, es decir, aferrarse a
puntos de vista propios, mantener la mente limitada mediante conducta
tolerante.

Son dos las columnas que mantienen a la
empresa fuerte y armónica, ellas son: Justicia y verdad, generadoras de
riqueza, la verdad infunde confianza y asegura una relación de paz y armonía
con asociados, productores y consumidores, la justicia es el entendido de dar a
cada uno lo que le pertenece, al trabajador un salario justo y suficiente, al
consumidor la calidad esperada en los beneficios del producto, además del
precio justo, ese es el resultado de un buen manejo de la propiedad y el
trabajo como generador de riqueza.

Comunicación divina

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La comunicación de los mundos cada vez se
hace más frecuente, aunque se le imponga una serie de matices misteriosos, se
ha conseguido reducir la distancia del punto de credibilidad que es bastante
complejo, las producciones cinematográficas se han encargado de mostrar una
posición jactanciosa, durante los últimos cuarenta años he logrado excelentes
experiencias en el terreno de comunicación por medios espiritistas y de ninguna
manera he encontrado ese tipo de espectacularidad que manifiestan algunas historias.

Supongo que solo un pequeño número de
personas independientes de los medios religiosos, se han preguntado cómo es la
mecánica de la oración, aunque la practiquen de manera cotidiana, pues resulta
importante que el feligrés se abstenga de investigar, luego se derrumbaría el
aparato místico que le imprimen a todos los asuntos divinos, pero es muy fácil
hacer una narrativa de lo que ocurre durante el fenómeno de la oración, que se
ha utilizado desde la aparición del ser humano sobre la tierra.

El segundo principio del universo
detallado dentro de los escritos del Kybalión, establece que “como es arriba es
abajo” y como abajo es

arriba, hemos establecido que este mundo es abajo y
cuando expiramos es que vamos hacia arriba, entonces, tiene sentido declarar
que “como es abajo es arriba”, suponiendo que existe razón en ese concepto,
entonces, podemos expresar que cuando necesito algo aquí abajo, significa que
la tarea es encontrar a la persona adecuada en el momento adecuado con los
recursos adecuados que permitan conseguir lo que estoy solicitando.

Entonces no tiene por qué ser distinto
cuando solicitamos una ayuda a quienes se encuentran arriba, no importa a quien
se le pida, lo más seguro es que quien nos escucha nos haga el favor de
contactarnos con la “entidad” adecuada que manejará la solicitud hasta
conseguir el objetivo, tampoco habrá que “rasgarse las vestiduras” tratando de
afirmar que tal personaje fue quien finalmente nos dio la respuesta, dudo mucho
que allá arriba se manejen las pasiones como ocurre aquí abajo pues en las
experiencias habidas durante las comunicaciones vividas, nunca aprecié
actitudes pasionales de las entidades hacia nosotros ni entre ellas.

Una de las razones que me ayudan a decir
lo anterior es que en la “vida” allá arriba no existe tiempo ni espacio, ellos
se transportan de alguna manera en forma instantánea, nunca escuche que al
“recorrer” una distancia X ocuparan un tiempo determinado, por lo tanto se
puede comprender que al no haber tiempo ni espacio que recorrer, tampoco
existen necesidades de casa, vestido ni sustento, lo cual provoca ausencia
total de pasiones, ambiciones y por ende, cero corrupción, solo tienen
compromiso de entrega de resultados ante una “suprema corte” que en nada se
parece a lo que vivimos en este nivel.

Pienso que el día que podamos comprender
de manera puntual ese mundo de fuerzas, como se le conoce al mundo de arriba,
muchos serán los cambios que se implementarán en este mundo de formas, como se
define al mundo de

abajo y el día que arriba y abajo se manejen de manera
coordinada, es posible que se consiga el equilibrio tantas veces buscado en la
historia de la humanidad, sin divisiones de género, sin discriminación de
ninguna especie, con el único fin de conseguir el equilibrio humano entre ambos
mundos, como es arriba, es abajo y como es abajo es arriba.

Quizás mi comentario contenga matices de
un mundo perfecto, soñado o simplemente imaginado, de ser así, me llena de
satisfacción el poder vivir estas reflexiones al final del camino, de manera
que por este medio, le invito a vivir la experiencia de comunicación con ese
mundo de arriba sin ninguna pasión, simplemente tratando de encontrar
respuestas, así que si en su entorno encuentra a alguien que posea la facultad
de la comunicación con el mundo de arriba, no lo piense mucho, entréguese a esa
experiencia, con los cinco sentidos dispuestos a absorber la mayor cantidad de
información en beneficio propio.

Pero, cuidado, trate de no perder la
exacta dimensión de lo que escuche y comprenda, nada es mágico, nada es
virtuoso, nada es sobrenatural, todo corresponde a un fenómeno de comunicación
poco conocido o poco reconocido, pero es maravilloso si se aprecia en su justa
dimensión y si usted es capaz de mantenerse a la expectativa con las reservas
del caso, experimentará eventos hasta ahora desconocidos pero que una vez que
lo asimila, su capacidad de asombro recibirá una gran satisfacción en muchos
aspectos y seguirá pensando que simplemente se trata de una comunicación
divina.