Archivos Mensuales: enero 2014

El otro mundo

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Los comentarios en torno al asunto, vida
y muerte es enormemente fascinante, cada persona comenta esto por medio de
análisis que ha escuchado, pero cuando se le presenta un hecho paranormal, por
sistema se aterra y manifiesta un temor exagerado que nada tiene que ver con
una realidad, más bien lo que la gente recuerda, es aquello que los productores
de cine han querido que sea el mundo de la vida y de la muerte, el mundo de la
parapsicología o mundo paranormal.

Desde hace muchos siglos el ser humano ha
tratado de escudriñar en

ese mundo que no advertimos o que no percibimos con la
facultad de la vista, sin embargo, existen maneras distintas de percibir
fenómenos desconocidos, pero en realidad nada tienen de desconocidos, trataré
de relatar a ustedes algunas experiencias vividas, que impiden negar la
existencia de ese otro mundo, del que siempre han hablado nuestros antecesores
con cierta tibieza, tal vez por el riesgo que significa el hecho de que muy
pocas personas lo aceptan como una realidad.

Si acudimos a los escritos antiguos,
descubriremos que nunca se ha negado la existencia de ese otro mundo, supongo
nada tiene de aterrador, lo que sucede es que a través del tiempo el asunto
vida muerte, se ha utilizado como herramienta de control social, es muy
sencillo hacer que el ser humano le tema a ese otro mundo, porque siempre se le
ha dicho que su mal comportamiento en esta vida le abre las puertas de un
infierno, no imagino exactamente como puede ser, salvo lo que los novelistas de
antaño o lo que las religiones utilizan en su favor.

Alguien sentenció que por mi manera de
vivir es, tengo asegurado un lugar en ese infierno y que permaneceré entre el
fuego por toda la eternidad, desde luego que pregunté ¿exactamente a que se
refieren cuando afirman que voy a permanecer en el fuego? he firmado en el
testamento, que a mi muerte, una persona que se dedica a esos menesteres, se
encargará de incinerar este cuerpo y derramar las cenizas en un lugar que
permanezca verde la mayor parte del año, pudiera ser que obtenga el privilegio
de seguir de cerca el destino de este cuerpo que tantas delicias me ha
permitido disfrutar.

Tal vez este tipo de reflexiones me
incitaron a tratar de investigar cuanto se ha escrito, relativo a la vida y
muerte de los seres humanos, me condujo entonces, a platicar con personas que
se dedican a comunicarse con “entidades” que han vivido en este mundo, por
medio de otras personas que manifiestan la facultad de prestar su cuerpo, con
el fin de que dichas “entidades” del otro mundo, revelen abiertamente sus
inquietudes, pero más que nada ese efecto se ha

utilizado de manera fanática
solicitando soluciones a problemas frívolos.

Asombro tremendo experimenté por la gran
cantidad de textos que de esto hablan, en todos los idiomas y en todos los
tiempos, me entregué emocionado durante más de treinta años con bellos
escritos, otros no tanto, a tal grado que disfruté generosamente infinidad de
conversaciones por medio de algunas personas que “prestan” su cuerpo y permiten
que las “entidades” del otro mundo hablen con quienes nos encontramos en este
mundo.
En el caminar en estos terrenos, encontré
a una persona con mínima preparación académica que sin propiciar ambiente
alguno me decía: Don Diego intenta comunicarse contigo y simplemente ella, la
amiga que me permitía esa comunicación, cerraba sus ojos, y en cosa de 30
segundos me encontraba conversando con Diego, la verdad es que nuestra
conversación resultaba por demás fascinante y rica en conceptos que tal vez,
poco a poco podamos describir por este medio.
Sesiones de dos y hasta tres horas eran
muy magníficas, en lugar de preguntar cómo resolver mis problemas, traté
siempre de entablar una comunicación, tal como se lleva a cabo en una tertulia
de estos tiempos, o parecido a una charla de café, de tal suerte que pude
obtener datos muy importantes, aún sin planear abiertamente, eso me colocó
indudablemente en un lugar de privilegio y tengo muchas experiencias que deseo
compartir poco a poco con ustedes.

Quiero cerrar este asunto por el momento,
refiriendo que incluso disfrutamos algunas veces nuestra conversación en
compañía de una botella de tequila, porque deseaba seguir disfrutando de esa
bebida en donde ahora se encuentra, supongo que es válida esta redundancia, ya
lo explicaré y debo adelantar que hoy día existen escritos que de esto hablan
abundantemente, demostrando que la conexión entre este mundo y el otro, nada
debe extrañarnos.

Entre prudencia y filantropía

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De la prudencia a la filantropía la
distancia resulta difícilmente perceptible, es muy parecida a la distancia que
media entre lo sublime y lo ridículo, en ambos casos el riesgo es
impresionante, así también la distancia que media entre una persona sensata y
otra que no lo es, hasta donde una decisión es equitativa o no, donde comienza
la sensatez y donde principia la insensatez, por lo tanto, estamos ante un
asunto más importante de lo que parece, puesto que emitir un juicio bajo estas
circunstancias por sistema nos entregamos al riesgo de perjudicar a alguien sin
apreciar.

Sabemos que la inteligencia con que nos
ha dotado la vida, ayuda a moderar la cualidad de ver las cosas, como si se
tratara de convertirnos en

un “fiel” de la balanza, además nos guía a esgrimir
la prudencia como herramienta que nuestros padres utilizaron en la educación
familiar, conforme a la necesidad de conducirnos con  mayor rectitud, buscando siempre la equidad
en cada uno de nuestros puntos de vista, por medio del valor, si, del valor de
decir las cosas, pero con la prudencia necesaria en cada caso.

El asunto es que la prudencia es una
habilidad sencilla de manejar y no así la filantropía que por sistema nos
entrega al deleite de la satisfacción personal, es por eso que idealizamos la
filantropía porque nos hace sentir superiores o distintos al resto de los
humanos,

inclusive nos hace olvidar que lo “amargo” prevalece sobre lo “dulce”
es indudable que todos “estamos listos a recibir lo bueno, lo dulce” pero muy
pocas veces resistimos cuando las cosas no salen como pensamos que deben salir
y hasta el agua que bebemos lo percibimos como veneno.

Aprendemos muchas palabras que permiten
comunicar una idea, aunque muchas veces cometemos imprudencias triviales, por
el hecho de hablar sin

criterio nuestro idioma, será difícil encontrar las
palabras adecuadas, aplicar la gramática apropiadamente no es sencillo si
desconocemos sus principios esenciales, motivando con ello una retórica
pobre  que termina por la distorsión de
un mensaje aunque se difunda con la mejor intensión.

Como seres pensantes, la inteligencia nos
permite relacionar conocimientos que tenemos y de ese modo resolvemos algunas
situaciones, la inteligencia tiene que ver con las emociones, como agitaciones
del ánimo producidas por las ideas, los recuerdos, apetitos, deseos,
sentimientos o pasiones, lo cual no deja de ser un peligro, ya que manejar la
inteligencia de manera trivial, puede convertirse en un contrasentido, capaz de
integrar en el pensamiento, conceptos o situaciones perjudiciales en todos los
sentidos.

La regla no escrita indica que la
rectitud tiene muchas interpretaciones ya que el ser recto en el
comportamiento, no necesariamente se puede calificar de rectitud, más bien la
rectitud se refiere al carácter de todo aquello que es justo, en sentido ético
o moral, puede ser también, el conocimiento práctico de lo que debemos hacer o
decir, esa rectitud se percibe como el arte de pensar, que nos entrega formulas
y maneras de hacer las cosas, dentro de un marco de justicia y equidad, pero
anteponiendo siempre la prudencia.

Es por eso que he querido asociar la
prudencia con la filantropía porque el riesgo de los “cinco minutos de fama”
que esa filantropía nos regala, nada tiene que ver con la posibilidad de “dar”
pues corremos el riesgo de “dar” a quien no lo necesita en verdad, o
convertirse en un acto no equitativo que será criticado sin medida por quienes
envidian una posición económica aceptable que permite dar, dejando a un lado el
sentido de justicia que recomienda dar a cada quien lo que realmente necesita.

De manera que esa distancia que existe
entre la prudencia y la filantropía resulta ser un ejemplo magnífico, nos
permite comprender el regalo que la naturaleza nos entrega al nacer, esto es:
La inteligencia, rectitud, valor, prudencia y filantropía, como un pedestal de
cinco herramientas capaces de resolver cuanto problema nos presente la vida,
sin esperar nada a cambio, pues se trata de facultades naturales que
desarrollamos desde temprana edad bajo la estricta vigilancia de nuestros
padres hasta conseguir la mayoría de edad.

La prudencia que sabe retractarse es una
de las formas del arte de gobernar, practicar la sinceridad sin prudencia puede
destruir en vez de edificar, ofender en vez de animar, separar en vez de unir y
hasta romper lo que debería permanecer siempre unido, pero cuidado, no hay
mejor trampolín que una mala consciencia para saltar a la filantropía.

Evolución fanática

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El fanatismo ha sido desde tiempos remotos el resorte
dominante en los seres humanos, capaz de modificar, destruir, aniquilar
familias y hasta sociedades en su totalidad, ha sido suficiente que un líder
piense que la sociedad debe “cambiar”  y diseña soluciones que finalmente
se van a convertir en mecanismos opresores, eliminando la libertad de
pensamiento junto con la pérdida del sentido común, entregando a los seres
humanos al poderío dictatorial, con las consecuencias nefastas que toda
dictadura ha demostrado.

Algunas veces, las dictaduras han logrado avances
importantes en todos los sectores, casi puedo afirmar que los dictadores son
necesarios, pero las leyes naturales indican  la observancia de los
tiempos, es decir, que toda dictadura debe mantenerse un tiempo determinado
como parte de un ciclo social, de otra forma tienden a convertirse en
mecanismos de represión que de ninguna manera resultan benéficos a sus iguales.

En el siglo pasado, en el mundo surgieron todo tipo de
dictaduras, pero en este siglo ha surgido una dictadura que ya podemos
calificar de fanatismo, esto es, que lo que se desarrolló como un beneficio
tecnológico en bien de la humanidad, poco a poco se ha convertido en fanatismo
cruel y despiadado sobre todo en la juventud, bautizaré entonces dicho
fanatismo como la “evolución fanática.

Los teléfonos “celulares”, que tanto beneficio otorgan
a la sociedad

moderna, se han convertido en el fanatismo más peligroso que las
creencias religiosas o profanas que nos invadieron en el siglo pasado, mucho
daño causaron en su momento, se apoderaron del pensamiento y alma de personas
bien intencionadas, sin sentirlo crearon desconcierto en todos los medios
sociales a su alcance, tampoco las personas mal intencionadas pudieron salvarse
ante los

embates del fanatismo.

Hoy en día el teléfono celular ha provocado un cambio
social, es decir, aunque las personas se reúnan a comer, cenar o una charla de
café, con tristeza se observa que cada integrante de esa reunión, tal vez sin
sentirlo, se aísla con su aparato de comunicación y finalmente nadie
puede iniciar una conversación como antaño, hoy, cada persona ejerce su
propia comunicación  con gente “invisible” al resto de los allí reunidos.
A lo largo de la historia humana, hemos escuchado la
necesidad de conseguir la libertad, pues consideramos que los gobiernos quieren
mantenernos oprimidos, o los dirigentes religiosos en todas las creencias
intentan lo mismo, aunque los métodos sean distintos, el objetivo principal es
lograr el domino de acción y pensamiento, lo cual se sabe que por medio del
fanatismo se puede lograr con bastante éxito, derrocando imperios o creando
nuevos.

Increíble resulta darse cuenta que un diminuto aparato
receptor telefónico, hijo legítimo del presente siglo, haya logrado en poco
tiempo, dominar el pensamiento de millones de seres humanos en todo el mundo, a
pesar de la complejidad religiosa, social, sexual y económica, hasta la manera
de entendimiento en la  niveles sociales
con la diversidad de idiomas, este aparato ha logrado integrar una especie de
idioma universal no imaginado hace apenas unos 20 años.

Como ha ocurrido en todos los tiempos, es la juventud
quien alimenta este tipo de conflictos, es triste verificar que en las
reuniones familiares son los jóvenes quienes buscan la clave de la conexión a
Internet o terminan destruyendo la reunión argumentando que no tiene sentido
prescindir del beneficio del Internet, tal vez habríamos de investigar cómo se
pueden construir pozos sin fondo y sepultar el fanatismo “celular” y levantar
templos adecuados en pro de las virtudes de la buena reunión familiar.

En un ambiente donde religión y política parecen estar
estrechamente vinculados, luchando por expandir sus territorios, que benéfico
les ha resultado el uso del “celular”, ya no es necesario “adoctrinar” con el
fin de conseguir adeptos, ahora subir al “trono” es cosa sencilla, pues los
jóvenes se encuentran demasiado ocupados en la comunicación con los seres
invisibles, su mundo parece ser maravilloso, pero, no imagino la forma de vida
dentro de 25 años, pero no importa, ellos, los jóvenes serán viejos entonces, y
también entonces quizás encuentren

la solución al conflicto de este fenómeno,
“la evolución fanática. 

Recuerdos

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Algunas veces
abrimos el baúl de los recuerdos sin causa justificada, como es el caso que al
remover algunos cajones encontré fotos en nostálgico blanco y negro de los años
sesenta, cuando inicié mi recorrido por los estudios de televisión conocido
como el “viejo Televicentro” en la ciudad de México y quiero compartir esos
recuerdos.
Mi figura entonces,
era físicamente desastrosa, pues recuerdo que solo movía escasos 50 kilos de
peso y claro, una enorme necesidad de encontrar mi sueño de trabajar en la
televisión, de manera que se dieron los acontecimientos y muy pronto estaba
trabajando como floor manager en un programa que se mantuvo al aire por más de
30 años, “El club del hogar”.
Daniel Pérez
Arcaráz, “Don Daniel” como cariñosa mente se le conocía al conductor de dicho
programa era todo un caballero dentro y fuera de la escena, dentro de su
seriedad manifestaba un humorismo fino que resultaba muy aceptado por el
televidente de esa época y es que venía precedido del prestigio de la BBC de
Londres por haberse desarrollado como locutor de esa empresa radiodifusora.
Originalmente el
club del hogar inició sus transmisiones a principios de la década de los
cincuenta del siglo pasado con Daniel Pérez Arcaraz y Pedro ferriz Santa Cruz
pero a finales de esa década contrataron a Don Pedro Ferriz en el proyecto del
programa “El premio de los 64 mil pesos, razón por la que renunció al club del
hogar y le sustituyó Don Francisco Fuentes con el personaje de “Madaleno”
En esa época de
privilegio conocí a otro gran personaje: El Ing. Guillermo González Camarena,
mundial mente conocido por el desarrollo del color en la televisión, el canal 5
ostenta las siglas XHGC por González Camarena que al parecer obtuvo la
concesión de XHGC en el año de 1947 y en el año 1952 se unen Canal 2, canal 4 y
canal 5 formando así la empresa “Telesistema Mexicano”
A la altura del año
1963 se iniciaron transmisiones en un nuevo sistema de televisión en color que
el mismo González Camarena diseñó en la modalidad de “sistema bicolor” con el
se lograba obtener una imagen cromática a partir de solo dos colores y esas transmisiones
exigían videograbaciones especiales que se transmitían los sábados por la tarde
y eran vistas a todo color en distintos sitios de la ciudad de México.
Muchos artistas de
todos los niveles apoyaron el proyecto y debo confesar que nosotros lo hacíamos
con gran entusiasmo sin remuneración alguna, pienso que eran tiempos románticos
de la industria de la televisión y por ese tiempo se agregó el proyecto de “telesecundaria”
que fundaron el locutor conocido como” El bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes y
el mismo Ingeniero González Camarena con el apoyo de Don Emilio Azcárraga
Vidaurreta, esto es, de la empresa “Telesistema Mexicano”.
La gran mayoría de
quienes laborábamos en la empresa participábamos en la producción de los
programas de color y la telesecundaria con un gran sentido de responsabilidad
hasta que llegado un domingo que desde entonces procuré olvidar, el Ingeniero
González Camarena muere en un accidente en carretera y el proyecto de color se
suspendió definitivamente, el de telesecundaria continuó iniciando sus
transmisiones al aire en el año escolar de 1968.
Hoy las empresas de
televisión resultan verdaderos emporios, pero el romanticismo vivido en la
década de los sesenta hoy lo he recordado con gran alegría y lejos de
entristecerme por no ser parte actual de la radiodifusión del momento, percibo
una gran alegría porque está naciendo una nueva industria: la radiodifusión por
Internet, que será: Otra historia.