Por: Julio Torres.
Falta muy poco para de inicio el evento más importante a nivel mundial y no puedo dejar de preguntarme si estamos actuando bien o no, porque cada cuatro años aparecen nuevos “records” o nuevas marcas que superan a las anteriores, mi pregunta sigue siendo la misma desde hace muchos años: ¿Hoy tenemos súper hombres o se debe a otros factores?
Cada año y concretamente cada cuatro años las marcas anteriores son superadas, pero también se sabe que cada día salen al mercado nuevas substancias que hacen posible que el atleta muestre un mejor rendimiento, lo cual no me parece honesto, tal parece que aquel atleta que tiene los medios económicos para acercarse esas substancias, resulta el ganador.
Por otro lado es conocido que los juegos olímpicos producen una derrama de dinero con cantidades impresionantes que contienen muchos ceros, pero me parece que al organizador no le va tan bien como a los países asistentes.
No puedo olvidar que la organización de los juegos olímpicos de 1968 en México costó una gran cantidad de dinero que propició la aprobación de un impuesto llamado “tenencia por uso de automóvil” que se trasladó más de cuarenta años a los ciudadanos que solo se enteran de las olimpiadas en México por los libros de historia.
El costo que hemos tenido que pagar por haber organizado la olimpiada de 1968 realmente nos dejó endrogados por muchos años y a estas alturas espero que ya se haya cubierto, pues sería desastroso que todavía quedara un saldo pendiente.
Me parece que a Grecia le ocurrió lo mismo, ya que su economía se deterioró considerablemente y me parece casual que le haya ocurrido lo que a nosotros, que sufrimos un sinfín de devaluaciones a lo largo de treinta años en porcentajes de tres ceros.
Las disciplinas que son calificadas por medio del sentido común de los jueces por tratarse del método de apreciación, considero que no es muy equitativo, pues como seres humanos están sujetos al estado de ánimo del momento o tal vez por la opinión previa a las competencias.
Sin embargo, la brillantez de las competencias sigue siendo el platillo principal y como se dijo desde hace muchos años “lo importante no es ganar sino competir” claro que no existe mejor estado de ánimo que el recibir una medalla de oro, plata o bronce y sobre todo cuando se entona el himno nacional del atleta que obtuvo la presea de oro.
Espero y deseo que la olimpiada a celebrarse en Inglaterra este año, resulte esplendorosa y que nada empañe la filosofía de las competencias, por tradición Inglaterra ha dado muestras de una gran y excelente organización y este año no puede ser la excepción, por el bien de la humanidad.
Cuanta razón tenían los griegos cuando tomaron la decisión de organizar estas competencias y de la organización de la olimpiada de 1968 en México, resultó maravilloso que como final de ceremonia, en la clausura, se propició que todos los atletas que participaron se lanzaran al campo del estadio con libertad absoluta como homenaje al ser humano.
En ese momento las rivalidades quedaron en la historia y disfrutamos un evento total y definitivamente único, donde todos, no importando nacionalidad, credo o división política, abiertamente se abrazaban unos a otros, como si se hubiera ensayado así, nadie se sintió presionado o limitado en sus emociones, todo era alegría entusiasmo y por qué no decirlo, todo era por amor a la humanidad.
Mi deseo es que los próximos juegos olímpicos resulten maravillosos y llenos de ese entusiasmo que la juventud nos regala sin medida y desde ahora manifiesto, gracias por la alegría que nos entregarán los atletas en este año.