Archivos Mensuales: enero 2012

El juego de las armas

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Los juegos de armas, típicos de las cortes en la sociedad medieval, buscaban un fin psicológico en manos de Hernán Cortés: mostrar su fuerza militar a los indígenas y los españoles aprovechan su experiencia en las Antillas donde aprendieron a crear pánico entre quienes por primera vez ven un caballo o escuchan el tronido de un arma de fuego.

Viajar por medio de la imaginación en aquellos tiempos parece cuento de aventuras, sin embargo, fue la realidad de hace algunos siglos en las tierras de esta altiplanicie de la república mexicana cuando Hernán Cortés mandó a sus artilleros hacer un gran estruendo con caballos y pólvora.

Es sencillo imaginar la sorpresa que debieron experimentar los emisarios del gran Moctezuma que no conocían la pólvora ni los caballos, describe Bernal Díaz que se agregaron cascabeles a los caballos con el fin de hacer más ruidoso el evento.

La narrativa establece que en los montes se proyectaba el ruido de los bombardeos de manera impresionante y que los gobernantes y los indios se espantaron con las cosas nuevas para ellos y lo mandaron pintar y que de esa forma Moctezuma lo pudiera apreciar en toda su magnitud.

Cabe señalar que tanto Bernal Díaz como el resto de los españoles, pronunciaban el nombre de Moctezuma como “Montezuma” por la dificultad de pronunciar la letra “c” antes de la letra “t” como lo exige la lengua náhuatl.

Lo mismo ocurría con otras palabras como: “Guatemuz” en lugar de Cuauhtémoc el emperador azteca después de Cuitláhuac y Moctezuma, esto lo veremos poco a poco conforme transitemos por estos cuentos de la historia.

Quiero hacer un paréntesis en este momento y dar a Bernal Díaz el reconocimiento que merece pues, el y solo el, se atrevió a tomarse el tiempo necesario y hacer una narrativa de los acontecimientos, lo que me permite reconocerlo como el gran actor en la conquista.

Bernal Díaz si puede afirmar que lo vio y lo vivió cuanto describe en su narrativa, pudiera inclusive criticarse su semántica y su retórica, pero lo hizo de acuerdo a su preparación y en castellano antiguo y no debemos olvidar que al venir a estas tierras solo contaba con 15 años de edad.

Dice Bernal Díaz que cuando le mostraron a Moctezuma los dibujos de lo ocurrido quedó admirado de la muestra de poderío español y que como muestra de buena voluntad “vinieron de muchos pueblos con regalos de oro y joyas, además de gallinas.

La narración continúa de la siguiente manera: “Después de haberle dado el parabién venido a aquella tierra, y otras muchas pláticas que pasaron, mandó sacar el presente que traían”.

“Lo primero que le dio fue una rueda de hechura de sol, tan grande como una carreta, con muchas labores, todo de oro muy fino, gran obra de mirar y otra mayor rueda de plata, figurada la luna con muchos resplandores y algunos cascos de oro en granos crespos como los sacan de las minas”.

Es notorio entonces que con la narrativa anterior resulta comprensible la manera de describir los acontecimientos mediante el castellano antiguo y aunque es difícil interpretarlo, no deja de ser una obra maravillosa del narrador que todo lo vio y da fe de ello a su manera.

No me cansaré de exaltar la figura de Bernal Díaz del catillo, gracias a él, hoy podemos afirmar que si existe un relato de la conquista de la Nueva España verás y certero como el juego de las armas que utilizó Hernán Cortés al impresionar a los habitantes de estas tierras.

 

Imagina comunicarse en 1519

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Hernán Cortés salió de Cuba el 18 de febrero de 1519 como lo narra Bernal Díaz del Castillo, contando con 11 navíos, 508 soldados y 16 caballos y Cortés enfrenta su primera batalla pero no con los mexicanos, sino con su paisano Diego Velázquez, gobernador de Cuba.

Diego Velázquez pretendió revocar el nombramiento que le había otorgado como jefe de la expedición, pero gracias a la lentitud de los sistemas de comunicación, Cortés no dio tiempo y se diera la contra orden zarpando apresuradamente.

Parece que desde entonces en la raíz de nuestra cultura actual, ya se estilaba el sistema político que aún prevalece en estas tierras, donde se manejan con sencillez asombrosa los cambios de órdenes, aunque ellas conlleven el fracaso inminente.

Bernal Díaz declara, que es el jueves santo, o de la semana santa como se conoce, que llegaron a san juan de Ulúa donde fueron recibidos por muchos indios mexicanos y que por órdenes de Moctezuma debían escuchar  al capitán de la expedición.

Describe también que el encuentro se llevó a cabo con todo respeto por ambas partes, inclusive la orden de Moctezuma era que le manifestaran al capitán que era bienvenido.

Debo señalar que he omitido las expresiones de Bernal Díaz en Castellano antiguo y la manera como lograron la interpretación de ambos lenguajes, ya que eran dos los interpretes, por un lado Jerónimo de Aguilar que traducía el mensaje de Cortés del castellano al maya.

La malinche lo interpretaba del maya al náhuatl y la respuesta seguía el sentido contrario, lo que me indica que pudieron cometerse algunas irregularidades pues se trata de tres lenguas por demás muy distintas y esto nos obliga a quedarnos con lo que Bernal Díaz describe.

La comunicación entonces deja algunos puntos a la deriva, por muy buena voluntad que le haya dado el único narrador de esos tiempos aunque haya sido testigo presencial de ellos.

Como es el único documento con características de presencia y vivencia con que se cuenta, no queda otro remedio de aceptar todo lo que se nos dice, solo podemos obtener conclusiones por medio de lo escrito por Fray Bernardino de Sahagún, que recogió versiones de los nativos.

Hoy día nos puede parecer débil e incongruente lo narrado ya que nuestros sistemas de comunicación nos permiten obtener datos muy precisos al instante, así que sugiero echar a volar la imaginación con muy buena voluntad.

Continúa Bernal Díaz narrando que se apartaron Cortés y los embajadores de Moctezuma junto con él y los interpretes y dice: “Les dijimos que como éramos cristianos y vasallos del mayor señor que hay en el mundo, que se dice el emperador don Carlos”.

Un punto que me parce primordial es que cuando Bernal dice: “Les dijimos” no se refiere exactamente a que él lo dijo, sino que se refiere al conjunto o al equipo o a los unidos en la empresa, y esto  es algo que no se en que momento se perdió en nuestro lenguaje.

Hoy es común escuchar a un matrimonio referirse a un asunto como este: “Mira lo que hizo tu hijo” cuando el niño cometió alguna falta, en lugar de decir: “Mira lo que hizo nuestro hijo”, lo que me atrevo a calificar como la causa más común en las diferencias conyugales.

Creo que vale la pena tomar estos asuntos con el valor que merecen, ya en 1519 el sentido de equipo estaba presente, por qué no  retomarlo, ellos conquistaron estas tierras mediante esos principios, nosotros podemos conquistar al mundo recobrando el sentido de equipo, ¿No le parece?

Cuentos de la conquista

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Se dice que lo nuevo se describe a través de lo conocido, Bernal Díaz del Castillo comparaba a Tenochtitlan con la Venecia italiana porque ambas estaban construidas sobre el agua y de esa forma, a partir de las descripciones de los cronistas, Europa comienza a inventar poco a poco su propia versión de América.

Cuarenta años después de que los soldados dirigidos por Hernán cortés conquistaran territorio mexicano, Bernal Díaz uno de los soldados de Hernán Cortés narra los acontecimientos que titula: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

Bernal dice: “Quiero decir que miren las personas sabias y leídas esta mi relación desde el principio hasta el final, verán que en ningunas escrituras en el mundo, ni en hechos de hazañas humanas, ha habido hombres que más reinos y señoríos hayan ganado”.

“Como nosotros los verdaderos conquistadores para nuestro rey y señor y entre los fuertes conquistadores mis compañeros, a mí me tenían el más antiguo de todos y digo otra vez que yo, yo, yo lo digo tantas veces, que yo soy el más antiguo”.

“He servido como muy buen soldado a su majestad y lo digo con tristeza de mi corazón, porque me veo pobre y muy viejo, una hija por casar y los hijos varones ya grandes y con barbas y otros por criar y no puedo ir a castilla ante su majestad”.

Como en muchas historias de hombres valiosos, la vida de Bernal Díaz del Castillo terminó en la pobreza, lo cual siempre es y será triste e inequitativo, él nos regaló un documento que tiene un gran valor puesto que él sí lo vivió.

Se fueron editando muchas versiones de los acontecimientos por quienes llegaron a estas tierras después de los verdaderos iniciadores de la conquista y me temo que dichas versiones han estado cargadas de datos fantásticos producto de la imaginación.

En su carta al Rey de España, Bernal Díaz muestra un sentimiento de tristeza porque se abandonó o fue abandonado en tierras de lo que hoy es Guatemala, pero queda de manifiesto que hasta sus últimos días de vida mostró su lealtad y obediencia al rey de España.

En las narraciones originales se deja entrever que Bernal Díaz apenas contaba con 15 años de vida cuando acompañó a Hernán Cortés, de manera que su juventud e inteligencia le permitieron escribir lo que considero los datos más confiables.

A lo largo de esta serie que titulo como “cuentos de la conquista” trataré de imaginar y transmitir a ustedes lo que pienso es muy valioso de esos tiempos en estas tierras y que finalmente es la base de lo que hoy somos.

Siempre he pensado que si conocemos nuestra historia con una realidad sin pasiones, es posible que encontremos respuestas ciertas de lo que hoy somos, también sin pasiones, no existe en mí intenciones de cambiar o inclinar la balanza hacia ningún lado, quiero la verdad solamente.

Espero poder encontrar respuestas satisfactorias que me digan con certeza lo que fue el gran Imperio Azteca y el resto de los pueblos de esta altiplanicie y entonces poder entender también con certeza, lo que somos al día de hoy.

Pienso que nuestra historia contada como “cuentos de la conquista” podrá entregarnos un mejor panorama de lo que hoy es México.

Propósito de año nuevo

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A sus 19 años de edad, la nieta Lulú nos cuenta que su propósito de año nuevo es conservar la línea delgada que para mi gusto no es necesario pues veo que ella luce hermosa.

Comienza por 0rganizar una “rutina” de ejercicios que inicia a temprana hora en uno de los aparatos dentro de la casa, lo hace con esmerada entrega con lo cual supone conservará su figura esbelta que tanto trabajo ha requerido.

En un momento dado suspende el ejercicio, imagina que sería muy efectivo trasladarse a un gimnasio que se encuentra a cinco o seis kilómetros de distancia, lo que le obliga a vestir ropa adecuada y emprende el viaje en un taxi.

Lo complejo del tránsito en la ciudad impide avanzar con la rapidez esperada, aquello se convierte en un estado de ansiedad provocado por el avance tan lento y la molestia consecuente.

Aparece entonces una jovencita ataviada con un vestido que se infla poco a poco, de acuerdo con los movimientos acordes a una música un poco extraña, cada determinado compás el aumento en el volumen de su vestimenta aumenta proporcionalmente.

En determinado momento, Lulú desciende del taxi, su desesperación porque el taxi no avanza y al pasar junto a la persona que está bailando en la calle con el vestido inflable, le invita a bailar con ella y le proporciona un vestido similar.

Ambas continúan bailando y Lulú percibe como en cada movimiento su vestido aumenta de volumen sin comprender que es lo que provoca que el vestido aumente su volumen, pero ahora  aprecia que no puede dejar de bailar al ritmo de la música.

Es una melodía que aumenta de velocidad paulatinamente, a medida que pasa el tiempo a Lulú le resulta imposible desprenderse del vestido, todo intento por detener el baile resulta imposible y a eso agrega el aumento de volumen del vestido.

Aumenta a tal grado el volumen del vestido, que comienza a llegar a la altura del cuello y poco a poco va disminuyendo no solo la visión, sino que la respiración también se dificulta.

Surge un temor perfectamente justificado por Lulú, su percepción es que a cada momento su respiración se vuelve muy complicada, parece ya no percibir aire en sus pulmones y trata de gritar pero es inútil, nadie le escucha porque el vestido lo impide.

Además, el ruido que hacen los vehículos con sus bocinas, especulando que con ello el tránsito se agilice, pero resulta ese ruido tan desesperante que de alguna manera Lulú entra en una actitud de pánico, por fortuna logra romper el vestido.

En ese momento, el chofer del taxi trata de hacer que Lulú despierte, pues se ha quedado dormida y le indica que deben regresar al punto de partida, le dice que no hay manera de continuar.

Lulú no comprende que es lo que está pasando, se encuentra entre dormida y despierta, solo acierta a mover la cabeza aceptando lo que el chofer del taxi le indica.

Tal vez este incidente le ayude a Lulú a valorar la necesidad de mantenerse en línea delgada sin llegar al extremo de arriesgar su salud.

La disciplina rigurosa

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La disciplina es una palabra que nos provoca un estrés espantoso, hablar de disciplina equivale a preocupación, generalmente nos oponemos a seguir las reglas, el asunto es que simplemente nos tenemos que someter a una disciplina.

Cuantas veces a priori le damos vuelta a las cosas con tal de no acatar algún lineamiento por sencillo que parezca, sin embargo, no podemos evitar el preguntarnos si hemos tomado la decisión correcta.

Le damos vuelta a las cosas hasta enfermar e intentamos convencernos que hemos tomado el mejor camino, como si fuera primordial la auto justificación, tratando de convencer al otro yo, y que la situación se arregle o esperar que se resuelva por si sola.

La indecisión engendra desorden y confusión, se recomienda entonces la necesidad de acatar las órdenes de otra persona, cuando el respeto a los principios y las reglas de la vida, tiene un carácter noble y elevado.

Muy importante entonces resulta comprender la diferencia entre: la obediencia de la servidumbre y de la esclavitud, es necesario que la lucha de un asunto se lleve hasta sus últimas consecuencias, pero es primordial un alto poder de decisión, pero dicha decisión debe ser legítima.

Cuando se tiene frente a cada uno de nosotros una lucha delicada que exige sacar lo mejor de nosotros mismos es vital actuar con disciplina, habremos de acentuar muy claramente los objetivos.

En caso de necesitar ayuda debe pedirse, consultar a personas competentes, que sepan que es lo que se tiene que hacer, como una máquina efectiva donde cada pieza sabe lo que tiene que hacer, y claridad en el desempeño.

No son solo nuestros intereses personales los que están en juego, siempre están involucradas personas que nos han confiado su representación o su defensa, entonces, adoptemos una actitud decidida y comprensiva, es decir, una fuerza tranquila que conseguirá la simpatía de todos.

Desde luego, que se corre el riesgo de enfrentarse a un dragón de siete cabezas, puede ocurrir que en un momento dado ya no se distinga quien piensa y quien dirige, cada uno quiere opinar y tomar las riendas, en este momento se debe decidir que una sola persona ejerza la autoridad.

No debemos preocuparnos si descubrimos que alguien intenta perturbar nuestras decisiones y nos agreden al oponerse decididamente, habremos de reaccionar y hacer frente a la situación, pero no de cualquier manera.

Es el momento de trazar una estrategia, en primer lugar no mostrar ninguna fragilidad, agradecer a quienes han ayudado, pero sin exagerar el papel que cada uno ha tenido en el asunto.

A cada cual sus méritos y nada más, si exageramos la gratitud, corremos el riesgo de que intenten abusar de nosotros y utilicen todo en contra nuestra.

Recuerde, Cuando la obediencia se basa en el respeto a los principios y las reglas de la vida, se adquiere un carácter noble y elevado, la disciplina es la diferencia entre obediencia y esclavitud.