Soñar, fantasear e imaginar

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Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Lo anterior es el final del poema de Amado Nervo, donde hace alarde de su imaginación creadora, con lo que demuestra que el ser humano tiene como tarea principal ejercer el arte de la imaginación.

Cierto es que soñar, fantasear e imaginar puede sonar vacío, sin embargo ese arte de imaginar es lo que distingue al ser humano del resto de las especies, o por lo menos eso es lo que creo.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida.

No es difícil imaginar el estado de ánimo que experimentaba el autor en el momento en que este poema estaba naciendo en su imaginación, ya que acepta nunca haber recibido trabajo injusto.

Acepta que las penas vividas estuvieron a la altura de sus culpas, nada había que reclamar, aceptaba totalmente lo que le había tocado vivir y lo aceptaba con valor.

Esta consciente que al final de su camino en esta vida, él fue arquitecto de su propio destino, aprecio lo difícil que debió ser aceptar que el final estaba cerca, que nada se podía hacer al respecto.

Hallé sin duda largas noches de mis penas; mas no me prometiste tú solo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas.

Imaginar y crear se traduce en representar en la mente algo que no está presente, puede entenderse como inventar y poner el acento en el carácter fantasioso de la acción, incidiendo en la idea de representar algo que no existe.

Que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: Cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

Hermoso trabajo de imaginación nos presenta el autor de este poema, aparentemente se culpa de lo malo que pudo haber hecho en su vida, pero exalta al mismo tiempo las cosas buenas que le ocurrieron.

Una gran lección nos entrega Amado Nervo por medio de su pensamiento, me parece que fue un verdadero maestro en el arte de imaginar y en ningún momento deja entrever las cosas malas que le hubieren ocurrido.

En otra parte de su poema afirma: A mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Que maravilloso debe ser imaginar el final, pero así, como lo hizo Amado Nervo, haciendo uso de toda su imaginación, de toda su fantasía de todos sus sueños.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

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